viernes, 5 de diciembre de 2014

Casa Farnsworth.

Análisis
 A principios de 1945, Mies Van der Rohe conoce a la neuróloga Edith Farnsworth, quien le encarga el proyecto de una casa de fin de semana en un terreno cercano a la localidad de  Plano, a unos 80 kilómetros de Chicago. El terreno tenía una superficie de unos 4 hectáreas en suave hacia el río Fox . La calidad de la magnífica arboleda que crecía en la zona más baja atrajo la atención de Mies, quien decidió emplazar la casa en diálogo con ese paisaje, determinando la primera decisión del proyecto: construir la casa sobre una plataforma elevada
Ciertamente, no era la primera vez que Mies utilizaba este principio, que se podría rastrear desde sus primeras obras en Berlín o la Casa de campo de Hormigón Armado hasta la casa Tugendhat o el Pabellón Alemán en Barcelona. Más cercana en el tiempo y en el espacio, la casa Resor -primer proyecto americano de Mies (1937)- contiene reflexiones definitivas para su obra posterior. Y pese a estos importantes antecedentes,  la Casa Farnsworth abre, a su vez, una nueva serie definida por el desplazamiento –o expulsión- de la estructura al exterior y la absoluta liberación del espacio interior. Colocando los pilares por delante de las losas, rozando apenas las vigas horizontales sin llegar más allá de la cornisa superior, Mies consigue que se perciban como lineas continuas e independientes y que resurja la imagen de caja de piel cristalina levitando sobre el cambiante plano de la naturaleza.

Las dimensiones de la estructura y del espacio mantienen entre sí precisas relaciones. La plataforma principal, de 22,20 m por 8.80 m, se divide en dos mitades asimétricas: una de 8,40 m de largo correspondiente al porche y otra de 16,80 m de largo, correspondiente al espacio de la casa. Desde la plataforma principal y mediante un vuelo de cinco escalones se desciende a la terraza intermedia, cuya longitud es igual al ancho de la caja de vidrio y su anchura igual a la distancia entre columnas, es decir 6,60 m. A diferencia de lo que ocurría con las plantas de los apartamentos de Lake Shore Drive(1951), las esquinas no coinciden con los montantes estructurales, sino que el muro acristalado gira 1,80 m más allá del montante, liberando visualmente el ángulo. Pese a ello, es justamente la fuerza de esa estructura la que evita que la transparencia y la gran cantidad de luz que esta caja de vidrio deja pasar no consigan hacer desaparecer el espacio y sus relaciones más relevantes.

Definida la estructura, Mies procede a organizar el espacio interior y decidir sus cualidades materiales. Desde el porche se accede a la casa por una puerta de vidrio situada sobre el eje longitudinal; sin embargo, en el interior las relaciones se tensan a partir del desplazamiento del núcleo de servicios hacia el lado norte y la liberación de un mayor área hacia el sur y oeste, hacia el porche y la terraza. Con la idea de enaltecer platónicamente la belleza del devenir natural, Mies utiliza una gama de materiales y colores casi neutros: blanco, vidrio, travertino y madera.








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